“Hace más de diez años que tengo un diario de sueños, consigo presenciar visiones salvajes cada noche, pero no puedo grabarlas en vídeo por lo que decidí mantener un registro con palabras.”
Hiroko Nishikawa, una diseñadora de Asmic Ace Entertainment recogió durante diez años sus sueños en un diario. En 1998 este diario se convirtió en LSD: Dream Emulator, un videojuego que todavía hoy da que hablar.
El artista multimedia Osamu Sato se encargó del concepto y dirección artística del proyecto. Nishikawa y él habían trabajado juntos antes en otro juego, Tong-Nou, en el que el protagonista toma prestada el alma de un amigo para recuperar la suya, robada por una isla con forma de cabeza humana (la de Sato) que flota en el vacío. Porque sí, ya existían islas devoradoras de almas en las que no se entiende nada antes de Lost.
LSD, a pesar de publicarse sólo en Japón (y sólo para PlayStation), se ha convertido en una obra de culto por su rupturismo: no hay tutoriales, no hay objetivos, no hay puntuaciones, no hay diálogos, simplemente es una invitación a la exploración por un mundo virtual de polígonos enormes, colores vibrantes, texturas psicodélicas y vídeos solapados en el que entregarnos a lo que nos encontremos, desde bebés gigantes a barcos naufragados o el interior de un magnetófono. Porque dice Nishikawa que al fin y al cabo, “soñar es parecido a pasear por un mundo desconocido”.
Pero no toda la rareza del juego está en lo visual, la banda sonora compuesta por el mismo Sato se basa en patrones más que en melodías, y aporta un ambiente hipnótico que te sumerje más aún en el viaje. Hasta tal punto es crucial el sonido que cuando se editó, el juego iba acompañado de un CD, LSD and Remixes, que contiene música de la introducción y de algunas escenas insertadas y 7 remixes de personalidades como Ken Ishii, Jimi Tenor o µ-Ziq. Más aún, en una primera edición limitada se incluía un CD adicional con una sola pista de 60 minutos titulado Lucy in the Sky with Dynamites.
Después de leer todo esto seguro que no puedes evitar preguntarte qué cosas soñaría Hiroko, y Asmik Ace Entertainment no quería dejarte con la duda, por lo que a aquel pack de edición limitada se sumaba también el diario de sueños, LSD Lovely Sweet Dream, un libro de casi doscientas páginas en el que cada entrada del diario va acompañada de la obra de un artista basada en ella, incluído el compositor Ryuichi Sakamoto.
Aunque no hay lista de juegos raros que se precie que no lo sitúe en la cima, las copias originales del videojuego son muy difíciles de encontrar aunque recientemente la tienda online de PlayStation en Japón lo recuperó para la sección de clásicos. También puedes escuchar el disco y ojear el diario de sueños.